La validación emocional es el proceso en el cual aceptamos lo que estamos sintiendo ante una situación determinada, escuchamos a nuestro cuerpo y pensamientos para aprender de ello. Es indispensable para poder ser cada vez más conscientes, más plenos y poder desarrollar un mayor y mejor autoconocimiento.
La validación es la aceptación radical, no en el sentido de la aprobación sino en el sentido de la aceptación radical consciente. Es decir, las sensaciones emocionales y la energía están aquí, y al validarlas , no estamos negando su presencia en ese sentido, sino que la aceptamos porque está ahí, pero no significa aprobación. Dejamos de luchar contra la realidad y aceptamos la emoción como válida. Validar no es lo mismo que aceptar, aprobar, estar de acuerdo, gustar o creer.
Las personas que validan emocionalmente muestran la capacidad de retrasar la reactividad, para reflejar emociones, mantienen una profunda empatía de preocuparse realmente por los demás, de trascender el ego y estar realmente presentes, y de ser maestros de la escucha.
También es un signo de madurez emocional ya que se reconoce y honra las emociones como reales e importantes. La revolución cultural que necesitamos en el ámbito de la salud mental debe incluir realmente la educación para la validación. Debemos reconocer que las emociones son válidas. Debemos reconocer que las emociones son importantes. Debemos reconocer que las personas son mucho más capaces de afrontar y regular las emociones cuando pueden auto calmarse con la autovalidación. Y con esto, ya siendo como amigos, somos mucho más capaces de apoyar a otros cuando la validación forma parte de nuestro cinturón de herramientas.
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