A nadie le gusta sentirse en esa situación en la cual no sabes qué va a suceder ni qué tienes que hacer para salir de ella. Es una sensación de pérdida y soledad que es difícil de explicar con palabras. La incertidumbre puede hacer enfermar a la persona al ponerla en un estado de nerviosismo y tensión insanos.
Te quita el sueño, no te deja descansar, porque tu cabeza no para de intentar buscar una salida a esa inseguridad. En definitiva, la incertidumbre no gusta, huímos de ella. Pero muchas veces no podemos evitarlo y llega a nuestras vidas sin avisar. Y hoy en este post, quería reflexionar sobre ello y como siempre, aportar un enfoque positivo. Porque a pesar de todo esto, querido amigo/a, la incertidumbre puede aportarnos beneficios importantes, y porque no decirlo, la incertidumbre puede llegar a ser sana. Vamos a ello.
Es muy normal que exista un estigma alrededor de la incertidumbre. Si lo piensas, el modelo de vida que existía hasta ahora para la mayoría de las personas era un modelo basado en la seguridad y en la certidumbre. Y hablo en pasado porque ese modelo, por si no lo sabías, ya no existe, aunque ese no es el tema de este post.
Las generaciones anteriores vivían en una estabilidad constante. Se trabajaba en la misma empresa durante prácticamente toda nuestra vida laboral, el lugar de residencia era fijo de por vida, y se podía programar por etapas cómo iba a ser nuestra vida. Toda tu vida era un paquete estructurado donde sabías que decisiones tenías que tomar y cuándo tomarlas para acabar consiguiendo el objetivo que la sociedad buscaba.
Era estabilidad en esencia. Incluso las empresas, que siempre asumen riesgos y se aventuran en la incertidumbre, sabían que si tenían buenos productos o servicios, el mercado los compraría siempre y también podían caer en la estabilidad. Qué tiempos aquellos, ¿verdad?. Y nos han transmitido (y algunas personas lo siguen haciendo) que esa era la vida que debíamos perseguir, la vida soñada.
Una vida de estabilidad y seguridad, alejada de la incertidumbre. Por lo tanto, nos hemos acostumbrado a creer que la incertidumbre no forma parte de una vida deseada.
En la actualidad no sirve ese modelo de vida, porque no es realista. Así que nos toca cambiar el chip y abrazar a la incertidumbre, por obligación o por decisión propia. La incertidumbre ha llegado para quedarse, y esto es una gran noticia. Ha llegado la época de los cambios constantes, y los cambios traen de forma inherente la inseguridad y la incertidumbre de no saber si el resultado del cambio será como queramos que sea.
De todo esto, lo más importante es quedarnos con la idea de que hoy por hoy y en el futuro, la incertidumbre formará parte de nuestras vidas y tenemos dos opciones, rechazarlo y querer buscar la tan anhelada seguridad y estabilidad que nos habían contado, o aceptarla y conocer que hábitos debemos implementar en nuestras vidas para hacer de la incertidumbre una aliada.
ESCAPAR DE LA MONOTONÍA
La incertidumbre evita lo monótono y favorece la capacidad de sorprendernos.Imagina que aburrido sería todo si siempre ocurriese exactamente lo que esperamos. La capacidad de sorpresa nos mantiene curiosos e involucrados en nuestra vida. Recibir con los brazos abiertos las sorpresas de la vida pueden proporcionarnos grandes alegrías. Las sorpresas se disfrutarán más.
NOS MANTIENE ACTIVOS
La incertidumbre evite que te relajes demasiado. Y es muy sano tener ese punto de actividad que te permita estar atento a los cambios y pasar a la acción. La relajación excesiva puede conducir a la parálisis. Es importante saber reaccionar cuando la vida nos lo pide, y eso se consigue estando alerta.
AUMENTAN LAS OPORTUNIDADES
Una consecuencia de la incertidumbre es que vemos más y mejor que en la estabilidad. Podemos llegar a ver cosas donde antes nos pasaban desapercibidas. Dicen que la oportunidad está en frente nuestra, solo tenemos que aprender a detectarla.
MÁS APRENDIZAJE
Cada cambio es un aprendizaje. Y la suma de muchos cambios forman grandes aprendizajes. Aprendizajes que se transforman en conocimiento para aplicarlos en el dia a dia. La incertidumbre nos hace aprender de los cambios.
DESARROLLA HABILIDADES POTENCIADORAS
Habilidades como la perseverancia, el coraje y la disciplina afloran en momentos de incertidumbre. Nada puede ser malo si te hace mejor persona, y ser mejor persona es mejorar en ciertas habilidades que nos permiten conseguir más metas.
MENTALIDAD MÁS ABIERTA
La incertidumbre nos hace tener que contemplar convivir en distintos escenarios y situaciones. Nos hace tener en cuenta diferentes variables, y eso abre nuestra mente. Conocer otras formas de hacer las cosas y experimentar otros métodos abrirá nuestra mente y nos predispondrá a vivir experiencias enriquecedoras.
SOMOS MÁS CREATIVOS
La incertidumbre nos hace pensar en soluciones alternativas, distintas y novedosas. Y la creatividad es la puerta hacia las oportunidades. Henry Ford decía “Los únicos límites están en la creatividad, la cual es ilimitada”. La incertidumbre es creatividad.
Y para terminar, te dejo unas sugerencias para que hagas de la incertidumbre algo donde te sientas bien y le saques partido. Pruébalas y me cuentas.
Empieza a practicar la incomodidad como rutina. Habla con personas que te encuentres por la calle sin conocerlas de nada, baila más, entra en debates que a priori te parecezcan incómodos y da tu punto de vista sin pensar en las críticas… La incertidumbre va a traer incomodidad y más vale que estés acostumbrado/a a ella.
Supera miedos. Bufffff que sencillo parece. Pero es así de claro. Identifica cuáles son tus miedos, a qué tienes miedo y aprende a relativizarlos y a superarlos. Visualiza el futuro en positivo. Aprende a visualizar tu vida como si todo fuera a salir bien. No se trata de fantasear, sino de crear en tí sensaciones positivas para llevar mejor el día a día. Antes de irte a dormir que lo último que vea tu mente sea el éxito que deseas conseguir. Crea planes de acción mínimos viables. Muchas veces la incertidumbre desaparecerá si somos capaces de analizar qué tenemos que hacer como mínimo para que el futuro nos depare un resultado deseado. Aprende a relativizar. La incertidumbre trae malas sensaciones porque inconscientemente nos creamos ideas mentales sobre lo malo que va a suceder. Relativiza si es tan malo como parece que es, y sobre todo piensa en qué otras posibles situaciones pueden darse que sean más favorables. Pide consejo. Habla con personas que ya han pasado por algo similar, aunque no las conozcas personalmente. Otras experiencias nos pueden aportar una visión muy tranquilizadora.
Que disfrutes de la incertidumbre tanto como de los éxitos que te traerá.
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