
Hello!!, me van a disculpar la expresión, pero no podía dejar de hablar de uno de los libros más divertidos de Mark Mason, quien nos muestra un enfoque disruptivo para vivir la vida, pero no cualquier vida, sino una buena vida como Dios manda.
Pero antes de empezar a hablar de que consiste dichas artes, es importante entender que es lo que debemos evitar en primera instancia. La gente cree que cuando aspiran a conseguir que las cosas les importe un carajo, deben adoptar una especie de serena indiferencia hacia todo, nos dice Mason. Las personas creen que es su meta alcanzar un estado de paz y calma monástico. Pero la vida real no es así, porque a menos que seas un monje o un sociópata, vivir en ese estado imperturbable es virtualmente imposible.
Entonces ¿Qué implica el arte de que te importe un carajo? Vamos a explorar las 3 sutilezas que nos presenta Mason en su libro y que son, de lejos, mucho más alcanzables que el ideal de la paz imperturbable.
Sutileza número uno: Que algo te importe un carajo no significa ser indiferente; significa estar cómodo por ser diferente
Ser indiferente es un grave error, porque nos aísla de lo que nos hace humanos. La gente indiferente vive asustada y vive acomodada, sin salir de su zona de confort. Lo paradójico de esto es que a ese tipo de persona “indiferente” le importa más las cosas que al promedio, pues siempre está preocupado de lo que piensen los demás de él o ella. Les importa tanto lo que piensen de sus ideas que mejor se esconden detrás del sarcasmo o de comentarios maliciosos, e incluso de falsa superioridad moral. Tienen temor de dejar que los demás se acerquen a ellos, así que se imaginan como seres especiales, personas frágiles y únicas con problemas que nadie, jamás, podría comprender. Entonces no caigamos en aquel error de ser indiferentes con lo que nos rodea y con nosotros mismos.
Lo que debemos preguntarnos es: ¿Qué es lo que realmente debe importarme y qué no? ¿Cuáles son aquellas cosas que pueden importarme un carajo y cuales sí deben tener mi atención? Cuando decimos que las cosas nos importan un carajo no significa que seamos indiferentes a todo, sino que sólo nos preocupamos por aquellas cosas que sí son importantes. Este arte lo viven aquellas personas que sonríen y siguen trabajando por lo que creen a pesar de la adversidad. Aquellas personas que siguen sus valores saben que están en lo correcto, saben qué es más importante que ellos mismos, más importante que sus propios sentimientos, sus propios orgullos y egos. Esas personas no dicen “Me vale un carajo” a todo en la vida, sólo a lo que no es importante. Debemos reservar la importancia para lo que de verdad posee valor, como la familia, los amigos, a quienes amamos, la comida que nos gusta y nuestros gatos.
Sutileza número dos: Para que te importe un carajo la adversidad, primero debe importarte algo más importante que la adversidad
El problema de la gente que anda por la vida dándole importancia a todo y a todos es que llega un punto en que ya se hastiaron y no les queda nada realmente valioso a qué darle importancia. Si nos molesta todo tipo de trivialidad, ya sea en la vida real o en internet (como a los troles de Twitter), existe la gran probabilidad de que en tu vida no esté sucediendo nada que merezca darle importancia.
Mason nos indica que cuando una persona no tiene problemas, termina inventándoselos. Siempre nos ayudará encontrar algo importante y significativo en nuestra vida que no sean problemas irrelevantes. Nos permitirá ser más productivos y usar nuestro tiempo en aquellas cosas que sí valen la pena.
Sutileza número tres: Te des cuenta o no, siempre estás eligiendo qué es importante para ti.
La gente no nace con la habilidad de que las cosas le importen un carajo, más bien es todo lo contrario. ¡Somos muy berrinchudos de niños! Cuando somos adolescentes es la misma historia, nos preocupamos por el chico o la chica que nos gusta, por el qué dirán de nuestra ropa, por la opinión de los otros alumnos, etc. Ya al crecer, con el tiempo, empezamos a darnos cuenta de que la mayoría de estas cosas tiene un impacto mínimo y pasajero en nuestras vidas. Aquellos cuya opinión nos importaba tanto, ya no están presentes en nuestra vida, y los rechazos que resultaron dolorosos en su momento, en realidad fueron lo mejor que nos sucedió.
Comprendemos la poca atención que la gente le da a los detalles superficiales sobre nosotros. En esencia, nos volvemos más selectivos sobre las cosas que nos importan. Esto es algo llamado madurez.
Cómo puedes ver, el arte sutil de que [las cosas poco importantes] te importen un carajo empieza por un cambio de mentalidad. Repítete a ti mismo que es lo que realmente importa y a qué debes enfocarle tus energías.
¡Con eso ya puedes irte a comerte el mundo!
Paola :)
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