Una migraña, un golpe en el dedo gordo del pie, una llamada de atención de tu jefe o un jugo derramado sobre tu nueva blusa. Hay una manera de ver todo esto como estresante, molesto, difícil y muy desagradable. Es súper fácil tener esa mentalidad, pero pensar así solo hace que las malas experiencias se vuelvan más estresantes.
Cuando uno se encuentra en un estado de estrés o cansancio, también puede ser fácil molestarse por pequeñas cosas: los ladridos del perro o los ruidos de construcción afuera, las personas que hacen comentarios groseros o llegan tarde (una vez más), los problemas técnicos y el estado de ánimo, la política nacional (que está en boca de todos últimamente). ¡Sí, todo esto y mucho más puede ser muy molesto!
Pero estar constantemente molesto no es bueno para nosotros. No solo nos volvemos menos felices, somos menos agradables con nuestros seres queridos, menos abiertos al mundo, menos dedicados a lo que más nos importa, menos concentrados en el trabajo importante que estamos haciendo en el mundo. Tal vez deberíamos hacer que la gente cambie, que sean menos frustrantes, más puntuales para las reuniones y que no nos tiren el jugo encima de la blusa. Sí bien ayudar a las personas a hacer cambios positivos es una buena idea, esperar hasta que todos y todo cambie para ser felices va a tomarnos la vida entera.
No esperemos hasta que el mundo cambie para ser felices. En cambio, ¡Cambiemos nosotros! Primero vamos a aprender una herramienta bien sencilla: Cuando estás molesto y reaccionas con irritación, frustración o enojo, tienes que lidiar con esta molestia. Te recomiendo que practiques esta meditación:
Siéntate quieto por un momento. Nota la irritación o el dolor. Observa cómo se siente y quédate con esa sensación por un momento. Ahora, con un sentimiento de bondad y amor genuinos, dite a ti mismo: “¿Puedo encontrar un fin a mi dolor?". Intenta realmente desear esto para ti.
Repítelo varias veces, hasta que se sienta muy genuino. Siéntete libre de repetirlo unas cuantas veces más si te ayuda.
Si tienes dificultades para desearte felicidad, comienza con alguien a quien amas incondicionalmente, imagínalo en tu mente y envíale un deseo genuino: “Que encuentre el fin de su sufrimiento. Que sean felices ". Recuerda cómo se siente este deseo genuino y luego envíatelo a ti mismo.
Esto puede tardar solo 10 segundos. Y te ayuda a sentir un poco menos de dificultad.
Repitiendo el mantra:
Ahora vamos a explorar un mantra que al repetirlo nos servirá mucho. Primero vamos a imaginarnos algo positivo. Imagina que cada persona está llena de una divinidad hermosa. El mundo entero, cada objeto y cada ser, está lleno de la misma divinidad.
¿Qué quiero decir con "divinidad"? Si eres religioso, ya tienes el significado de esa palabra, pero si no lo eres, aún puede tener un significado poderoso. Incluso si eres ateo, puedes ver una cualidad divina en los árboles, el viento, las personas que amas, las flores de cerezo cayendo al suelo, la luz que se filtra en tu casa temprano en la mañana. Hay una divinidad en todo lo que nos rodea, si elegimos verlo y apreciarlo.
Así que crea un mantra que te recuerde ese hecho. Tal vez: “¡Todo está lleno de una divinidad asombrosa! Que afortunados somos"
Repítete el mantra durante el día. Grítalo si encuentras un buen espacio para hacer eso. Dilo con entusiasmo. Incluso puedes encontrar dicha divinidad en las personas desagradables y groseras.
La vida cambia cuando practicas este mantra. Las personas se convierten en seres increíbles llenos de las maravillas de la naturaleza. Su corazón se llena de alegría y gratitud, y el hecho de que lleguen tarde se convierte en una oportunidad para ver qué regalo es que estén aquí con ustedes.
Recuerda, además, que puedes crear tu propio mantra. Si es así, me encantaría leerlo. Puedes etiquetarme en Instagram como @lantana.lifestyle y mostrarme tu mantra.
Es tiempo de mirar aquella luz divina en todos.
Te mando un abrazo grande,
Pao.
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