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Ampliando nuestra capacidad de estar con el caos

Foto del escritor: Paola CanoPaola Cano

No nos gusta el caos.

Es la incertidumbre, el agobio, la sensación de no tener tierra, de estar sin rumbo, en el mar sin brújula. Y suele desencadenar en nosotros una respuesta de: escondernos, evitar, procrastinar, tratar de conseguir el control, ansiedad o querer abandonar. O simplemente no querer ni siquiera empezar en primer lugar, si sabemos que habrá caos.

Estoy aquí para defender la belleza del caos. Es el tejido de la vida, y nunca podremos escapar de él. Lo que sí podemos hacer es ir más despacio, tranquilizarnos y abrirnos a la belleza del caos. Esto requiere de mucha práctica.

El caos puede ser abrumador

Nos gusta el orden y cuando las cosas están desordenadas o son caóticas, puede darnos miedo o resultarnos abrumador. Algunos ejemplos:

  • Me voy a la universidad y me siento abrumada por la idea de tener un compañero de piso y de que haya tanta gente alrededor. Siento que no voy a tener mi propio espacio.

  • Me preocupa entrar en una relación cuando apenas estoy aprendiendo a cuidarme a mí misma y disfruto de tener tiempo a solas. No quiero enredarme demasiado y luego herir a la otra persona rompiendo después.

  • Mi esposo o esposa es imprevisible con sus emociones, y nunca sé cuándo se va a frustrar o apagar.

  • Mi vida está demasiado llena en este momento, me siento dispersa y no puedo concentrarme en nada.

  • Estoy en un evento con tanta gente, no estoy acostumbrada a que haya gente alrededor, ¿Cómo puedo manejar el agobio?

  • Mi salud ha empeorado y me siento impotente y perdida.

Éstas son sólo algunas de las formas en que el caos se nos presenta. De hecho, siempre está presente, en pequeñas y grandes formas. El mundo es imprevisible y dinámico. Y a menudo no queremos estar con todo eso encima.

Practicar la presencia con el caos

Podemos aprender a estar presentes con el caos de forma relajada. Empieza por reconocer cuándo lo estamos sintiendo y es ahí donde podemos decidir si queremos practicar con él. ¿Tenemos la capacidad de entrenarnos en el caos ahora mismo? No se nos juzga si no la tenemos - es un reconocimiento de si tenemos algo en nuestra batería emocional y mental, y absolutamente una cosa maravillosa para nosotros mismos para optar por salir cuando no estamos para ello. Entonces podemos practicar el grounding (técnica que sirve para reorientar a una persona en la realidad y ayudarla a permanecer en el presente). Podemos iniciar con un poco de estabilidad antes de entrar en el caos.

Luego… podemos volvernos hacia el caos. Esto es como volverse hacia la tormenta: llevar la atención a la sensación de caos en nuestro cuerpo (interno) y la presentación del caos a nuestro alrededor (externo). Es ver cómo el viento mueve la hierba de forma imprevisible. Observar cómo se arremolina el océano. Ver pasar a la gente por una ventana.

Abre los ojos a la belleza del momento.

Y aprende a relajarte en medio del remolino.

Ampliar nuestra capacidad

Todos tenemos una capacidad limitada para estar con el caos, el miedo, la incertidumbre, la falta de fundamento. Cuando llegamos a ese límite, nos cerramos. Acudimos a nuestras comodidades o defensas. Y eso, por supuesto, está completamente bien. No necesitamos forzarnos a estar abiertos al caos cuando no estamos en condiciones de hacerlo. Dicho esto, podemos ampliar esa capacidad, a través del entrenamiento.

El entrenamiento es algo así:

  • Crear intencionalmente una práctica para entrenar con el caos a diario. Puede ser a la misma hora del día, o simplemente tener una nota en algún lugar que te recuerde practicar. Ese recordatorio será menos efectivo con el tiempo, así que cámbialo semanalmente.

  • Cuando llegue el momento de practicar, fíjate en el caos que sientes. O recuerda un momento del día en el que lo sentiste.

  • Practica la vuelta hacia la sensación de caos en tu cuerpo, como se menciona en la sección anterior.

  • Práctica mantener tu atención aquí, manteniendo tu corazón abierto, mientras te sientas capaz de hacerlo.

  • Cierra la sesión con un poco de gratitud hacia ti mismo por haber practicado.

Si haces esto a diario, tu capacidad se ampliará con el tiempo y serás capaz de practicar espontáneamente cuando surja el caos en el momento.

La belleza del caos

A lo que empezamos a abrirnos, cuando nos sentamos en un momento de tranquilidad con esta práctica, es a la belleza arremolinada del caos. Nos apartamos automáticamente de él como si fuera una carga no deseada, pero el caos es el tejido de la vida. Es el océano chapoteando contra las rocas, la luz filtrándose a través de las motas de polvo en el aire quieto, las nubes de una tormenta. Es el juego alegre de un niño, los árboles que se balancean con el viento y las hojas que se agitan con fuerza.

El caos es un ser querido que nos interrumpe cuando intentamos concentrarnos, pidiendo el regalo de nuestra atención. Es un día lleno de actividad y abundancia. Es una vida a la que nunca le faltan sorpresas. Es la pérdida y la muerte, el desamor y la intimidad.

Mi deseo es que el mundo se abra a esta belleza caótica. ¿Te animas?


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