Hace falta mucho valor para enfrentarse a uno mismo.

Vivimos en un mundo que nos enseña a poner constantemente nuestra energía y atención fuera de nosotros mismos, y casi nunca dentro de nosotros. Hay que tener mucho valor para admitir que tal vez tú y tu vida necesiten una curación. Y que tal vez, el camino que has estado recorriendo durante tanto tiempo no es exactamente el camino correcto para ti.
Cuando estás buscando instrucciones, tendencias, una orientación o direcciones, estas permitiendo que el mundo dicte cada uno de tus pensamientos y movimientos, cuando pase eso tómate el tiempo para dar un paso al costado y cuestionarte a ti mismo y a tu vida, puede parecer algo imposible de hacer. La sola idea de tener que pasar por "tantos problemas" hace que muchas personas se acobarden.
¿Quién querría pasar por todo ese "desastre"?
La mayoría de la gente no quiere hacerlo. No quieren enfrentarse a sí mismos. O tal vez, ni siquiera saben que esta opción está disponible para ellos. Se vive con el miedo de admitir que hay partes de ellas que necesitan sanación y perdón incluso siguen fingiendo que son felices cuando no lo son.
Si no crees que esto sea cierto, sólo tienes que mirar a tu alrededor. El mundo está lleno de esas personas que, por miedo a ser juzgadas, ridiculizadas y marginadas por su 'falta de fuerza', 'audacia' y 'resiliencia', siguen jugando a un juego en el que fingen ser algo que no son.
Para escapar de ese dolor llenan sus vidas con todo tipo de distracciones:
Se rodean de mucha gente "interesante" e "importante"
Salen todo lo que pueden
Viajan por el mundo
Compran lo último de todo
Llenan sus casas de cosas caras
Pasan de una relación a otra
Se mantienen a sí mismos y a sus vidas tan brillantes y glamurosos como sea posible
Se mantienen "muy ocupados"
Se convierten en "super-rendidores" haciendo sólo "cosas importantes" y dejando de lado las "tareas no tan importantes"
… y la lista sigue, todo por culpa del miedo. Miedo. Ese es el nombre del juego. El miedo ciega a las personas. Hace que se traicionen a sí mismos y a todo lo que saben en sus corazones que es correcto y verdadero. Por miedo a ser ridiculizados, juzgados, culpados y marginados por los que les rodean por mostrar "signos de debilidad", huyen de sí mismos.
¿Por qué te enfrentarías a ti mismo en condiciones tan 'duras' y 'arriesgadas'? Simplemente, no es seguro. El miedo te dice que enfrentarte a ti mismo es un signo de debilidad. Mientras que huir es un signo de gran valor y fuerza.
¡Pero eso es sólo una mentira!
Enfrentarse a uno mismo es una verdadera audacia. Mirarse en el espejo y admitir que estás herido y que tienes una gran necesidad de amor, de curación y de perdón, eso es verdadero valor, no esconderse y huir. Atrévete a enfrentarte a ti mismo. Al contrario de lo que te han hecho creer, no hay absolutamente nada vergonzoso en estar herido y sentirse perdido, solo y con dolor. No hay nada vergonzoso en admitirte a ti mismo que tienes heridas que necesitas sanar.
“Es el mundo en el que vivimos…”
Cuando te bombardean constantemente con la oscuridad en sus múltiples disfraces, y el peligro se percibe siempre a la vuelta de la esquina, ¿cómo no sentir dolor? ¿Cómo no sentirse perdido, desconectado, abandonado y solo?
Eres un ser humano.
Es natural que te sientas así.
Pero el miedo quiere que creas lo contrario. El miedo quiere que huyas de tu dolor. Porque sabe que al enfrentar tu dolor, lo sanarás. Y al sanar tu dolor, recuperarás tu poder y el miedo ya no tendrá poder sobre ti.
En el dolor está la curación
Por mucho que te cueste asimilar esto, y por mucha resistencia que sientas en tu cuerpo, la verdad del asunto es que el dolor exige ser sentido. Y no desaparecerá hasta que sea reconocido y sanado. Por mucho que intentes ocultarlo y escapar de él, el dolor seguirá estando ahí. Y seguirá ahí hasta que decidas apartar tu atención de lo que está ahí fuera, de lo que "ellos" dicen que es correcto y verdadero para ti, y la pongas dentro de ti mismo, para sanar, perdonar y liberarte de todo ese miedo y esa oscuridad para poder volver a un lugar de paz, seguridad y serenidad.
No hay nada malo en admitir que eres infeliz. No hay nada malo en sentir dolor. La vida es intensa. El dolor está presente en todas nuestras vidas. Y pretender que todo está bien cuando en realidad no lo está, sólo empeorará las cosas.
Ser valiente es enfrentarse a uno mismo; reconocer su dolor y curar sus heridas. Y aunque te hayan enseñado a sentirte culpable y avergonzado por sentir dolor, en realidad, no tienes absolutamente nada de que preocuparte, ellos son los que están mal. Permítete sentir.
Las personas más bellas que han pisado esta Tierra se enfrentaron a su dolor. No huyeron de él. Lo utilizaron para descubrir las mayores profundidades de la alegría y la dicha que se escondían más allá del dolor. Y hoy estás invitada a hacer lo mismo.
Sé valiente y enfréntate a ti mismo.
Sánate con tu Amor
Sana tu vida con tu Confianza
Sana a tu familia con tu Bondad
Sana a tu comunidad con tu Valentía
Sana al mundo con tu Amor
Sánate a ti mismo.
Sana tus heridas. Porque al curar tus heridas, curas las de tu familia, tu comunidad, tu país y el mundo entero.
Comments